En ocasiones no es una patología, es un mal hábito

En ocasiones no es una patología, es un mal hábito

En ocasiones tendemos a creer que padecemos enfermedades o trastornos, cuando en realidad son malos hábitos creados por: la falta de voluntad, la ausencia de experiencias, la normalización de lo que no es normal, valores mal construidos, relaciones dañinas, imitación de modelos no adecuados, falta de formación, una mala alimentación, escasez de herramientas para el control del pensamiento, culpas, carencias o autorreproches.

Los malos hábitos pueden provocar un problema de salud física, emocional, mental o psicológica y convertirse en patología.

Antes de caer en un trastorno, ponte firme contigo y opta por acercarte a aquello que te aporta bienestar y hace sonreír sin dependencias

El éxito depende de tu realidad, a partir de ahí, es cuestión de trabajo

El éxito depende de tu realidad, a partir de ahí, es cuestión de trabajo

Para alcanzar tus sueños y tener éxito, primero plantéate si tienes las competencias que precisa ese proyecto. Hay aptitudes que puedes aprender, trabajar y mejorar con esfuerzo, pero hay otras que son imprescindibles para desempeñar determinadas profesiones y puede suceder, que tu parte humana no cuente con ellas: agudeza visual o auditiva, edad, ausencia de enfermedades crónicas, síndromes y alergias, altura, sensibilidad, ritmo, dureza, etc. Si la falta de una competencia en tu parte humana es el motivo de la futura falta de éxito y lo has constatado, no te entristezcas, afronta, analiza y resuelve sin quejas, con la dignidad propia de saber que, en esas competencias que te faltan, no va tu valía. Procura no desgastarte (hablaremos un día de ello) y cambia el rumbo en cuanto te permita tu cabezonería, céntrate en la búsqueda de un nuevo rumbo sin renunciar nunca a los que te apasiona. Hay actividades que nos apasionan y no necesariamente debemos profesionalizar todo.

A partir de ahí, elimina la gandulería, las excusas, la dejadez y las drogas. Trabaja duro, estudia, ponte cerca de personas luchadoras y exitosas, busca ayuda en lo que te cueste y un acompañamiento afectivo motivador, se perseverante, insiste y continua.
Esfuérzate. Por qué haces las cosas, el cómo las haces y el dedicarle el tiempo necesario, solo puede llevarte al éxito, siempre que ese ÉXITO, dependa de ti.
Fórmula del Éxito: Por qué + Cómo + Acción 100% = Éxito

Ser guapo o feo depende de una suerte genética

Ser guapo o feo depende de una suerte genética

Ser guapo o ser feo está sujeto a la suerte. El que sea guapo que dé gracias a la vida, porque no hizo esfuerzo. El que haya nacido con una buena memoria, que dé gracias a la vida, el que tenga padres adecuados que dé gracias a la vida, el que tenga hijos sanos que dé gracias a la vida… y así con cada cosa o con cada situación con la que haya sido premiado. Pero no queramos tener suerte en todo porque es imposible y terminarás viviendo con una frustración constante. Hay virtudes con las que nacemos, pero hay muchas otras que al trabajarlas se consiguen. Si algo he aprendido durante los años de experiencia clínica es que: cultivar la inteligencia, cuidar tu aspecto físico, rodearte de personas que te aprecian y valoran, cuidar tu entorno o ayudar a tu comunidad, entre otras cosas, aumenta tu autoestima y consigue relativizar determinadas carencias, que en un principio parecían insalvables.

Que tus proyectos sean más grandes  que los problemas que tienes.

Que tus proyectos sean más grandes que los problemas que tienes.

A lo largo de la vida todos pasamos por etapas donde las dificultades nos desbordan, donde los problemas son de tal magnitud que nublan nuestro presente. Es en esos momentos de dolor, donde necesitamos que alguien nos ayude a respirar hondo y nos acompañe en un proceso de búsqueda de proyectos nuevos que nos hagan vivir la dureza del presente con ciertos momentos de aliento. No nos referimos a evadir nuestras responsabilidades, ni a huir del dolor que estamos viviendo, nos referimos a focalizar parte de nuestra energía y de nuestro tiempo a comenzar un proyecto nuevo e importante, un sueño grande, una ilusión. Así que, todas las personas que tengáis frentes difíciles abiertos podéis comenzar por: remodelar vuestra casa, estudiar algo que tuvieses pendiente, entrar en un voluntariado, grabar un corto, montar un club deportivo, hacer una asociación, comenzar a escribir, etc. Procura que tus proyectos sean mucho más grandes que los problemas que tienes.

¿Qué nos pasa que no sabemos viajar con la familia extensa?

¿Qué nos pasa que no sabemos viajar con la familia extensa?

¿Qué nos pasa que no sabemos viajar con la familia extensa?

  • (1) Ya no existe en las familias una figura que asuma y gestione el duro trabajo de “acogida” que requiere estar a gusto en una casa con familia (comida, compras, limpieza, orden…).
  • (2) Ya no existe esa persona que manejaba las relaciones afectivas y tenía mano izquierda para minimizar los enfrentamientos (disculpar, agradecer, compensar, desdramatizar…).
  • (3) Está desapareciendo el valor de la familia y se ha dejado de instruir a las nuevas generaciones en la importancia de cuidar las relaciones con los padres, hermanos, primos y tíos, no solo porque muchos de ellos estarán en momentos de verdadera necesidad, sino por los beneficios de sentirnos grupo.
  • (4) No estamos teniendo presente la riqueza que aporta a nuestra autoestima el hecho de tener historia familiar. Para el autoconcepto es importante haber edificado unos códigos familiares que nos hagan sentirnos grupo.
  • (5) La tecnología ha posibilitado el hecho de poder pasar tiempo de ocio sin necesitar relacionarnos con las personas que tenemos alrededor, pero también ha hecho que nuestras habilidades relacionales con la gente más cercana estén reduciéndose.
  • (6) Se está perdiendo la costumbre de viajar en familia, y por tanto desapareciendo los recuerdos de experiencias compartidas, de anécdotas, de complicidad y risas aunque te quedaras sin patatas fritas, no tuvieras un baño libre, alguien se hubiera llevado tus llaves o no hubiese sillas suficientes.
  • (7) Se nos ha olvidado que cada persona es diferente y que todos tenemos cosas positivas, se nos ha olvidado aprender a centrar la atención en lo que sí funciona, se nos ha olvidado que existe el lenguaje interno, que hay personas capaces de razonar y otras que no, se nos ha olvidado disfrutar del momento porque nos enredamos en expectativas o necesidad de reconocimiento, se nos ha olvidado el dejar de imponer condiciones para darnos cuenta que cada uno suele poner lo mejor de sí. Y ya por último, se nos ha olvidado la importancia de querer a nuestra familia extensa.

(Por supuesto, siempre que hayamos tenido una familia sin alteraciones muy graves).

Padres y madres: Recuperemos el sentido del humor

Padres y madres: Recuperemos el sentido del humor

El pasar un rato divertido con nuestros hijos en el parque, cantar mientras vamos al colegio, compartir un bocadillo, jugar al “que te pillo”, bailar cuando escuchamos una canción que nos gusta o ser cómplices en alguna aventura, no está reñido con ser un educador competente que sabe dónde está el límite.

La mítica frase “los padres no son amigos de sus hijos”, hizo daño, ya que muchos padres realizaron una interpretación generalista y errónea de la palabra amigo y, con ello, algunos educadores perdieron la espontaneidad en la relación con sus hijos.

Por supuesto que no somos sus colegas de instituto, ni vamos a pasar por alto una falta de respeto, queda fuera de toda duda nuestra responsabilidad como figuras de autoridad, nuestra labor de dirección, orientación y límite pero el practicar aficiones con ellos, jugar, vivir situaciones donde ambos somos aprendices, reír o compartir nuestro tiempo libre, no está reñido con ser unos educadores competentes.

Así que padres y madres, recuperemos el buen humor y acostumbrémonos a educar con un poco más de alegría. Recordad que nuestros hijos ven la vida a través nuestra y que una simple sonrisa puede mejorar el clima familiar, segregar endorfinas e incluso seremos más felices con solo repetirlo una vez al día.