Las personas que brillan reivindican sus rarezas y peculiaridades, potencian lo que les hace ser diferentes, reconocen sus talentos y sus deficiencias; tienen tan presente que no necesitan parecerse a nadie, que gozan de una seguridad envidiable. Son conscientes de que en algunas disciplinas son nefastos y lo aceptan, compensando esas deficiencias con ayuda. No se comparan nunca, valoran los talentos de otras personas porque ellas se reconocen en aquello en lo que son brillantes. Las personas que brillan fortalecen sus puntos fuertes para que no se apaguen y sirvan de ejemplo.
Os aseguro que todos podemos brillar si optamos por crecer desde esos dones o ventajas que la genética, el trabajo y las circunstancias que nos rodean, nos han regalado.
Y si quieres aumentar tu brillo, dedica unos minutos a escribir las cosas positivas que tienes, tus puntos fuertes, tus talentos y tus capacidades (otro día ya escribiremos las debilidades). Hoy céntrate en sacarte brillo y dile a tu persona con voz alta y clara: “Yo elijo ser diferente, tratarme bien y reivindicar mis peculiaridades”