Al pensamiento hay que ponerle freno.
¡Se acabó! No dejes que tu cabeza decida, ponte en tu sitio, frénala y reorienta sus mensajes con imposición y rigidez, dejándole claro que ni siquiera tú vas a arruinar ni un instante de tu vida.
No dejes que te invadan mensajes destructivos, malos humores, ni voces que no mejoren tu estima. Pon tú el límite.
La imaginación puede caminar a sus anchas siempre que se oriente hacia aquello que te haga crecer, mejore tus expectativas de éxito, te prepare para afrontar el futuro, te haga más fuerte o estar más contento; el resto pertenece al mundo de la autodestrucción … y eso no mejora tu salud mental.
Yo dirijo mis actos y mis pensamientos (repítetelo hasta que tú cerebro sea consciente de ello).