En ocasiones tendemos a creer que padecemos enfermedades o trastornos, cuando en realidad son malos hábitos creados por: la falta de voluntad, la ausencia de experiencias, la normalización de lo que no es normal, valores mal construidos, relaciones dañinas, imitación de modelos no adecuados, falta de formación, una mala alimentación, escasez de herramientas para el control del pensamiento, culpas, carencias o autorreproches.
Los malos hábitos pueden provocar un problema de salud física, emocional, mental o psicológica y convertirse en patología.
Antes de caer en un trastorno, ponte firme contigo y opta por acercarte a aquello que te aporta bienestar y hace sonreír sin dependencias